martes, 20 de diciembre de 2016

Auto Race, speedway made in Japan


La versión más rápida del Speedway se disputa en Japón sobre óvalos de asfalto.  Al principio, en los años cincuenta y recién importado desde EEUU todavía se disputaba sobre pistas de tierra, pero los japoneses lo consideraron excesivamente peligroso y decidieron que el asfalto sustituyera a la tierra. Al ser un deporte rápido cuyas mangas no tardan más de cinco minutos en disputarse los japoneses vieron en este nuevo espectáculo una base perfecta para las apuestas. Y el dinero empezó a fluir en los estadios y con el aparecieron también  los amaños por parte de la Yakusa japonesa. 

Con la mafia de por medio la credibilidad en el Auto Race empezó a caer en picado por parte de los aficionados y para acabar con el problema se creo en 1967 una federación especifica para legislar esta modalidad. Una de las primeras medidas fue enclaustrar a los pilotos los días previos a la competición, desprovistos de todo tipo de posibilidad de comunicarse con el exterior, para que no recibieran ninguna presión que decantara el resultado. Hoy es uno de los deportes más seguidos en Japón, las apuestas lo mantienen muy vivo,  y los pilotos se forman en escuelas oficiales y obtienen el titulo pasando rigurosos exámenes. Un trabajo duro en el  los pilotos se pasan casi medio año de gira por los numerosos circuitos de Auto Race japoneses. Fotos: Masamichi Nirasawa













Las motos que participan en el Auto Race montan todas el mismo motor, el AR600, un mono de 599cc suministrado por Suzuki. Sólo tiene dos marchas, carece de frenos y como el pilotaje es totalmente diferente  al del speedway clásico, el asfalto impide los derrapes en las curvas y hay que inclinar, el manillar esta  deformado para facilitar esta maniobra. En las carreras participan ocho pilotos, constan de seis vueltas y los pilotos mejor clasificados en el ranking suelen salir los más atrasados en la parrilla. 



viernes, 16 de diciembre de 2016

Crossbow calendars, tanto monta


Sostienen algunos que de vez en cuando conviene revisar los clásicos, tarea que se supone tediosa para muchos pero si afinamos un poco esta puede resultar de lo más grata. En nuestro caso nos lo hemos pasado de miedo centrado nuestra investigación en uno de de los grandes clásicos del mundo de la moto, los calendarios de chicas y motos, y concretamente en el decano de todos ellos, el que el inglés John Winthrope empezó a publicar en 1987.

Antes de empezar con los calendarios Winthrope se dedicaba a la fabricación de carenados y conjuntos de sillín y colín para las motos. Desarrolló varios para Harris, el reputado diseñador inglés de chasis y componentes deportivos, y con uno de ellos alcanzó cierto éxito, el que fabricó para la Harris Kawa 550 SLR. El éxito se debió también a una acertada campaña de marketing en la que contrató a la cantante y modelo Samantha Fox (arriba) para posar junto a la Crossbow/Harris. La campaña dió sus frutos y aunque se vendieron pocas unidades de la Crossbow/Harris muchos adolescentes se rifaban el poster para ponerlo en sus cuartos y también pasó a ocupar un lugar destacado en los talleres y garajes ingleses. Winthrope lo tuvo claro, el negocio no estaba en la fibra, se encontraba en el papel. Y era además muchísimo más placentero y gratificante. En 1987 sacó a la venta el primer calendario de la historia de chicas y motos, the Cross Bow Calendar, con fotos de estudio de motos deportivas de los ochenta pilotadas por modelos inglesas de generosas curvas. Reservó uno de los meses más calientes, Junio, para su musa Samantha. Cuatro años más tarde los japoneses de Mikuni también entraron en el negocio de los calendarios y junto al fotógrafo norteamericano Jim Gianatsis sacaron otro de los calendarios de bandera de chicas y motos, el Fast Dates.

El calendario Cross Bow se caracterizó, ahora ya no tanto, en buscar sólo las motos racing de los más destacados preparadores ingleses y de los particulares más cañeros, y aunque la mayoría de las motos tienen un aspecto de tuneo propio de la ruta del Bakalao de Newhampshire y en linea con el cardado y accesorios de algunas modelos, algunas también son racers de pura sangre. Durante los últimos 29 años el Cross Bow Calendar ha ido recopilando  la historia de las preparaciones extremas inglesas y se presenta ahora como una colección única, un clásico a repasar y que por sus turgentes características no debería de suponer  ningún esfuerzo. 

Agosto 1990, Gal McKerna, V&M Pro Stock Suzuki 1325cc

Enero 1993, Dee Ivens, Yamaha OWO1, 1000 EXUP

Abril 1993, Donna Ewin, Chris Jackson Spondon Suzuki 1327 Turbo

Abril 1990, Natalie Turner, Spondon Turbo Suzuki 1198cc

Marzo 1991, Marsha Caslin, Suzuki Katana 1200cc Nitro

Octubre 1992, Donna Ewin, Moto Guzzi 950cc

Diciembre 1992, Donna Ewin, Rob North Commando 920cc

Julio 1993, Gaynor Goodman, Trevor Williams GT750R Suzuki

Junio 1994, Gayner Goodman, Suzuki GSX 1100 EF

Mayo 1996, Dami Wheeler, Suzuki GSXR 1260 Nitrous

lunes, 5 de diciembre de 2016

tempi eroici


En la foto de arriba y si nos fijamos bien podemos apreciar como la moto todavía humea,  quemando el barro pegado entre las aletas del cilindro. Del piloto ni rastro, la dejó parada, de pie,  allí donde le alcanzó la inercia y luego se fue, harto de bregar en semejante barrizal. Los que siguen ahí son los espectadores, algunos con corbata y sombrero,  admirando la moto, la heroína del momento que todavía sigue muy viva y muy caliente. La foto, genial y única, es del italiano Glauco Bonetti, fotógrafo todoterreno del mundo de la moto italiana y que durante tres décadas, de los años 50 a los 80, retrató todos los acontecimientos deportivos que se celebraron en Italia. 

Bonetti fue galardonado con la medalla de oro del motociclismo italiano por sus crónicas y fotografías, retratando un mundo donde los pilotos italianos sobre motos italianas se batían el cobre en un contexto idóneo para las heroicidades. Cubrió desde las carreras de pueblo hasta los récords de velocidad de Ducati, y desde las pruebas de resistencia de chicas sobre vespas hasta las pruebas de todoterreno más sucias. El archivo fotográfico de Bonneti lo gestiona ahora su amigo Paolo Manusardi, que ha editado online diferentes libros con sus fotografía en la plataforma de Blurb. Si quieres repasarlos puedes acercarte hasta Motopix  y enlazar desde ahí con todos ellos.  

























Bonetti también fue testigo del paso de grandes pilotos por las competiciones italianas del momento. Arriba el finlandés Jarno Saarinen en el circuito de Monza en 1971 y su inseparable mujer Soili Karme. Tanto monta, monta tanto. Y abajo Mike Hailwood cuando se pasó por el circuito de Monza en 1971 para probar las nuevas Moto Guzzis V7 Sport. No sabemos si los zapatos italianos que luce el astro británico fueron un regalo de la casa para promocionar aun más la marca Italia. 


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