jueves, 19 de enero de 2017

Réplicas superlativas


La pasión de los ingenieros británicos David Kay y su hijo Mark por las MV Agusta es extremo. Y esta pasión y su posterior reconversión en el oficio de artesanos de lo racing nace de la pura necesidad. Tras el cierre de la fábrica italiana en 1978 (en 1997 resurgió como marca de la mano de Gagiva) y al tener serias dificultades en conseguir piezas de recambio decidieron fabricárselas ellos mismos. Empezaron con las piezas de la MV Agusta racer de 750cc y pronto alcanzaron una gran reputación y se convirtieron en referente entre los seguidores de la marca italiana. Tanto que ocho años más tarde empezaron a fabricar motores enteros de los diversos modelos de carreras. Y ya no pararon, su osadía les llevó a atreverse a fabricar desde cero una moto única para Ferrari, la 900 DOHC, un reto aprobado por la maca del cavallino rampante, y que tardaron cinco años en completar. 

Consagrados en el mundo de las réplicas racing ampliaron su oferta con las Gileras 500 Gp de 1957, y actualmente son varios los pilotos privados que suelen correr con sus motos en el Classic TT de la Isla de Man. En 2014 hicieron historia al ganar con una de sus MV Agustas la categoría de 350cc, y aupando de nuevo a lo más alto del cajón a la marca italiana en la Isla de Man desde que Agostini lo hiciera en 1972. Y metidos en faena desarrollaron hace pocos años su versión de una MV Agusta Magni de 1987, la 850 Superlight. Con un motor de cuatro cilindros montado en una réplica del chasis del célebre transformador de motos italiano. Una supersuperdeportiva de época, otra maravilla de MV Meccanica Verghera.









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